
Curiosamente, nos cuesta recordar un párrafo cualquiera de nuestro libro favorito. Puede memorizarse, por supuesto, pero hay que hacerlo conscientemente, con un esfuerzo predeterminado o un número muy alto de repeticiones. Sin embargo, todos recordamos con facilidad decenas de canciones. La música, la rima, la combinación de ambas nos ayuda a mantener frescas en nuestra memoria incluso tonadas infantiles que llevamos años sin escuchar.
Es un hecho y la música de la Edad Media supo sacarle el jugo.
De ahí el Cantar del Mío Cid, de ahí Los Infantes de Lara, de ahí la Canción de Roland, de ahí multitud.